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No me gusta

Todos tenemos música que no nos gusta o que no soportamos escuchar, pero ¿Qué es lo que define lo que nos gusta y lo que no?

En el diplomado me ha tocado leer el libro «Comportamiento del consumidor» (2008) de Michael Solomon, un sociólogo que habla cosas bien interesantes y que obviamente no pude evitar relacionar con la música. Así, se me ocurrió el tema de por qué no nos gusta cierta música y creo que los gustos musicales pueden deberse a varios factores.

La cultura y la historia pueden ser elementos muy importantes a la hora de nuestros gustos musicales. Muy resumidamente, se podría decir que la cultura implica acuerdos sobrentendidos que se manifiestan tanto material como inmaterialmente. Estos determinan el comportamiento, la manera de vivir, costumbres, tradiciones, creencias de un grupo delimitado de personas en un contexto sociogeográfico (claro, teniendo en cuenta que hoy con la globalización y el internet, la cultura paso a depender menos de un territorio, aunque sigue siendo importante). La cultura conlleva todo lo que el humano crea en un sociedad para adaptarse al medio y mantener al grupo social unido, además es transmitida, social, dinámica, acumulativa e integrada. Esto puede jugar de forma tanto positiva como negativa en los gustos musicales, ya que podemos realmente identificarnos con la música que normalmente se relaciona con nuestra cultura e historia (que sería la música asociada con las raíces como la música étnica, folclórica, etc.). O podemos llegar a odiar este tipo de música debido a que es introducida de forma algo forzosa ¿A quién no le cargaba que para el 18 todo se llenará de cuecas y que te obligaran a bailarla en el colegio? A mí sí. En la actualidad, aunque tolero la cueca, no es algo que busque escuchar, sobre todo porque creo que es una de las pruebas de la terrible homogeneización cultural que se sufrió en nuestro país para crear una identidad imaginaria basada en la cultura centralista de «patrón de fundo» ¿Por qué creen que fue Pinochet quién la nombró «baile nacional»? Igual intento dejar claro, que no odio la cueca, la aprecio como parte de nuestra historia, la cual no se puede cambiar, pero no hay que olvidar cómo llegó a ser lo que es hoy.

Otro elemento importante podría ser la socialización, ya que sería como un mecanismo de aprendizaje y reproducción de normas sociales. Hay agentes socializadores como el Estado, la iglesia, la familia, el colegio, los amigos, etc. Los cuales generan normas, creencias y prejuicios. Aquí no solo se incluyen las leyes, sino también creencias y modales sociales (como que no debe tirarse un chancho en público y cosas así). Gracias a la socialización tenemos las primeras interacciones musicales, por la familia, la escuela y los amigos. Estos últimos son importantes en la adolescencia, etapa en que se comienzan a formar nuestros gustos musicales de forma independiente. Además, comenzamos a buscar gente con gustos comunes y estas interacciones pueden afectar de forma significativa lo que nos gusta o no, pues queremos sentirnos parte de un grupo. Aquí es importante que lo que queremos mostrar que somos, es decir, las manifestaciones de nuestras creencias sean percibidas por los demás, por eso muchas veces al escuchar cierto tipo de música nos vestimos de cierta forma y rechazamos otros gustos, sobre todo cuando nos estamos formando como personas (o sea, en la adolescencia).

La combinación de la cultura y socialización es lo que crea la subcultura, la cual puede ir ligada a un gusto musical o artístico, ya que es una forma de expresión, y creo que es el ejemplo más claro de como la cultura ahora está traspasando los límites geográficos, ya que hay subculturas que compartidas en diferentes partes del mundo.

El concepto del yo podría ser otro factor importante y que obviamente está relacionado con los anteriores. Creo que este aspecto, puede ser el que más se relaciona con lo psicológico. Las cosas que nos identifican se relacionan con nuestro autoconcepto, pues son las creencias de nuestros propios atributos, lo cuales pueden ser buenos o malos; internos o externos; y hay algunos más relevantes que otros.

En este aspecto, resalta la importancia de lo que somos y la importancia de los valores personales: creencias individuales, sociales y culturales. Por ello, es que normalmente buscamos música que nos represente, que sea congruente, pues la música puede definir lo que somos, los sentimientos hacia nosotros mismos, lo que nos identifica, etc. O sea, ayuda a formar el yo. Buscar lo que nos identifica no es fácil, pues siempre hay que tener en cuenta que somos muchas cosas, por lo que somos muchas identidades y hay múltiples yo.

Dentro de la socialización y la identificación del yo, hay un tipo de interaccionismo simbólico, ya que las relaciones con los otros individuos son fundamentales para formar quienes somos, debido a que hay significados compartidos, la música pasa a ser parte de nosotros y definir nuestro rol social. Lo que lleva que a veces queramos llenar las expectativas de los demás, un yo basado en lo que creen de nosotros. Cuando estamos creciendo, el proceso de formación aún es muy influenciable por los demás, ya que aún nos estamos conociendo desde una perspectiva más insegura (en el fondo jamás dejamos de conocernos), por lo que podemos llegar a basarnos demasiado en la opinión de los demás y esto puede provocar rechazar todo lo que no coincide con lo que nos identifica y con lo que no nos sentimos cómodos. Esto puede explicar la intolerancia musical que siempre critico, pues la gente que tiene una definición del yo incompleta e insegura, por lo que busca cosas asociadas a sus gustos, pero rechaza lo demás.

El yo, es visto de diferente forma según la cultura también, ya que en oriente se apoya más «el yo colectivo», mientras que en occidente se privilegia el «yo individual». Esto podría explicar por qué la mayoría de los artistas de k-pop son grupos, algunos de hasta 16 integrantes, y el por qué se explota mucho más esta forma de artista pop que la de solistas (aunque existen, se explotan mucho más las bandas).

Todo esto podría hacernos preguntar ¿Me gusta la música porque me representa o me representa por qué me gusta? La típica pregunta ante cualquier cosa que nos gusta en todo caso. Y no, no sé la respuesta, pero no creo que sea importante, no me voy a estresar buscando la respuesta de algo que puede que nunca logre saber.

También con todo esto puede surgir otro tipo de pregunta, cómo ¿La música es una necesidad biológica? Es decir ¿Es una necesidad no innata que nace a base de procesos cerebrales? La música, al igual que todo arte, se percibe a través de los estímulos que entran a través de los sentidos, provocando respuestas neuronales. De todas formas, no podríamos decir qué es una de nuestras necesidades para subsistir como la comida, el agua, el bienestar físico, etc. Sin embargo, el arte es algo que existe en todas las culturas, se expresa de distinta forma, pero siempre se han encontrado por lo menos algún tipo de expresión de arte. Por lo que sí se podría decir que es inherente al humano y la música al ser un tipo de arte, también lo sería. Por lo tanto, la música tendría tanto una función utilitaria, al ser inherente al humano; pero también hedonista, ya que provoca placer.

Hay una parte cognoscitiva, pues nuestro cerebro nos pide tener expresiones artísticas, tanto para satisfacer necesidades psicológicas, individuales y singulares, pues representa el yo y la usamos para distinguirnos; como para satisfacer necesidades de afiliación, ya que tiene un fin social. Esto podría explicar porque para describir nuestros gustos musicales podemos ser muy racionales al hablar de instrumentación, melodías, ritmos, voz, afinaciones, letras, trasfondos sociales, etc. Ya saben, lo que podemos explicar de la música de una forma más «objetiva». Sin embargo, siempre hay una parte que no podemos explicar.

Dentro de nuestros gustos musicales (y todo el arte) siempre hay una parte irracional, la que no podemos explicar con tanta facilidad. Esto se debe a que la música tiene una parte muy pasional y emocional, la cual implica mucho involucramiento y un profundo compromiso. No sé si les ha pasado que comienzan hablar de música y se emocionan tanto que llegan a sudar y a hablar muy fuerte, hay una fuerza motivacional que gasta mucha energía. Igual cuando van a un concierto y ven a esos artistas que prácticamente sudan música, esas cosas son pura emoción, es lo que transmiten y muchas veces es más importante que la parte técnica ¿Esto cómo se explica? Ya sabemos que la música provoca respuestas neuronales las cuales implican un montón de efectos de la memoria. Sin embargo, también hay teorías que manifiestan que nuestros gustos musicales pueden estar predeterminados por nuestro cerebro y nuestras conexiones neuronales. Creo que hay una posibilidad de que efectivamente así sea, y tal vez esa parte predeterminada es la parte que no podemos explicar y que, por lo tanto, se percibe de una forma irracional. Es una posibilidad, nuestro cerebro es lo que más se estudia, pero también es la parte más incomprensible de nuestro cuerpo (por eso es la que más se estudia).

Deben tener en cuenta, que todo lo anterior es usado dentro de la industria musical (o sea, el libro se llama «Comportamiento del consumidor»), por lo que muchos de nuestros gustos musicales son consecuencia del marketing. Si les interesa más sobre como pueden manipular nuestros gustos musicales (y conste que incluye todos los géneros, no solo los de moda), les recomiendo este video de Alvinsch:

Ya con toda esa introducción, me toca hablar de la música que a mí no me gusta, pueden ser canciones, músicos o géneros. Siempre dejando en claro, que esto no implica que sea música mala, sino que a mí personalmente no me gusta. Es algo netamente personal y basado en mis gustos. Algunos tienen una explicación más racional, pero la mayoría no estoy muy segura de por qué no me gustan.

Una banda que a casi todos les gusta y a mí no es Guns N’ Roses. La verdad, es que la mayoría de sus canciones no me provoca nada. A veces creo que no me gusta para puro llevar la contra, pero a veces creo que también es debido a que por muchos años Axl Roses era muy mala onda. Ya sé que ahora no está tan mala leche, de hecho como que se ha reconciliado con casi todos, pero aun así, no es una banda que me provoque emoción. Puede ser que inconscientemente me haya saturado, pues igual es como una de esas bandas que se repite harto en cualquier contexto. Tampoco es que no pueda escucharlos, si los ponen igual muevo la cabeza, aunque deben tener en cuenta que lo hago con absolutamente toda la música. La única canción que creo que me gusta es «Sweet Child O’ Mine».

Otra banda que es bastante popular, pero que no le encuentro mucha gracia es Oasis. Encuentro casi todas las canciones iguales, la única que distingo es «Wonderwall», pero igual me aburrió hace un tiempo. Que los hermanos Gallagher sean unos idiotas tampoco les hace un gran favor para que me guste. Lo más gracioso de esto es que es una banda que me recomiendan mucho las listas de reproducción, porque de hecho sí se podría decir que coincide con muchos de mis gustos musicales. La única canción que me gusta de Oasis es «Walls» de Louis Tomlinson… Que no es de ellos, pero es muy su estilo (de hecho, Louis como que la hizo en forma de «homenaje») y me gusta más que todas las canciones de Oasis.

Otra cosa que no me gustan son las canciones lentas y románticas de los Foo Fighters. Síp, hay algo de los Foo Fighter que no me gusta. Encuentro que les quedan fomes y la voz de Dave no se escucha natural… Cada vez que escucho «Walking After you» me llega a dar sueño.

Hay un artista chileno de R&B que se llama Go, lo conocí porque siempre lo tocaban en el Via X hace unos años y siempre lo encontré muy fome. Sé que él es un buen músico y muy reconocido, pero les juro que personalmente no le encuentro gracia. Ahora, esto se puede deber a que este rhythm and blues medio lento que llama a la sensualidad y que parece música de ambiente, a mí personalmente no me gusta. De hecho, el R&B que me gusta es el que es más tirado a pop. En este tipo de R&B encuentro que todas las canciones suenan igual y no puedo distinguirlas.

Ese rock alternativo de los ochenta, muy indie, con estética media gótica y medios depresivos, tampoco me gusta. Así que bandas como The Smiths, The Cure y un montón de otras que no recuerdo sus nombres, no suelen ser parte de lo que escucho por voluntad propia. Lo irónico de esta música, es que la escuchó seguido porque la suelen poner mucho en todas partes y a casi todos mis amigos les gusta. Tengo una amiga que hasta bailaba «Just Like Heaven», la cual me supe el nombre recién ahora que la busqué (la busqué como show me, show me, show me XD).

También debo decir que no soy muy fanática de la carrera solista de John Lennon. Al menos rítmicamente no es de mi gusto, porque sus letras son buenas y tienen mucho sentido. A veces pienso que no me gusta solo para llevarle la contra a la gente al igual que los Guns, porque es algo que suelo hacer inconscientemente, y la idolatría que recibe John, puede afectar mi gusto musical (hablando de irracionalidad). «Imagine» tiene una muy linda letra, pero jamás la he podido escuchar completa, porque me aburre.

Un género musical del que no soy muy amiga es el reggae. Aunque puedo disfrutar algunas canciones de sus ramas pop y algunas canciones de ska (que tienen una raíz en común), es un género que jamás me ha llamado la atención. Como la mayoría de la música que no me gusta, la encuentro monótona, de hecho no puedo distinguir una canción de otra cuando escucho más de 3 canciones seguidas. Cuando las canciones son demasiados lentas o relajadas me aburren, y el reggae definitivamente tiene un ritmo calmado que podría soportar en una canción, pero no en todas. Y cada vez que iba averiguando más cosas de este género, menos me gustaba. Una vez hice un trabajo sobre por qué el reggaetón era tan sexista, y la principal razón se debía a su influencia reggae. Algo muy importante es que hay que tener cuenta, es que mucha de la música afrodescendiente suele aludir a temas sociales, siendo la sexualidad uno de ellos, pues su historia que incluye esclavitud, pobreza y destrucción cultural obviamente tiene que ver con todo esto. Además, aluden a la primera forma de expresión artística corporal, el baile. Mi problema es principalmente por el sexismo, tema que al parecer también es muy abordado tanto en el reggae como en la cultura rastafari. No voy a indagar en esto, pero una vez entré a una disco reggae y pusieron música con videos clips, de los cuales literalmente pensé «Es como reggaetón disfrazado», porque les aseguro que vi tipos de perreo que nunca me había imaginado en esos videos, eran como acróbatas que podían mover el trasero en cualquier posición. Ya no me gustaba rítmicamente el género y todo esto no le hizo un gran favor. También hay que mencionar el lado positivo, el reggae tiene muchas letras que abordan problemas sociales y ambientales, justamente por la influencia del rastafari, pues es una cultura con una base ecológica y natural muy fuerte. Aun así, no me gusta.

Ahora entendí porque no me gusta Joss Stone, su música es literalmente la combinación entre R&B y reggae. Me arruinó para siempre «Felt In Love With A Girl» de The White Stripes (lo digo en serio, es la única canción que no me gusta de los Stripes).

Algunos artistas que tienen influencia de reggae me gustan, como Sting, The Clash, alguna canciones bailables de Sean Paul y Shaggy (quien es mitad jamaiquino). Hay que decir que las letras de Shaggy son bastante sexuales y pueden ser percibidas como misóginas, pero él en general es muy irónico. Como la canción «It Wasn’t Me», la cual es un chiste, y no me refiero a que sea mala (porque de hecho, me encanta), sino que esta escrita para ser percibida como un chiste, la letra habla de lo ridículo que es negar una infidelidad obvia.

Hay mucha más música que no me gusta. Por ejemplo, por más que he intentado escuchar metal extremo simplemente no me puede gustar; o el pop monótono que tanto explotan con exceso de arreglos electrónicos y Auto-tune; o canciones que me aburrieron como «Crazy» de Aerosmith. Sin embargo, son casos que ya he mencionado antes y que si sigo explicando, nunca voy a terminar de escribir.

Pilar C. J.

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