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33

¡He vuelto! Después de varios meses de tener mucha pega, cumplí 33 hace unos días y al fin estoy con más tiempo y con ganas de escribir, ya que igual estuve algo chata del computador por la pega, así que intentaba en cada momento libre estar lejos de la pantalla.

Bueno, vengo a escribir en que he estado respecto a la música, sobre todo en aspectos laborales. Desde que salí de universidad, me ha costado encontrar trabajo, razón por lo que más de una vez comente que vendería mi alma al diablo por un trabajo estable relacionado con la música ¡Pues no! Nuevamente me di cuenta que no estoy dispuesta a soportar de todo solo por tener un trabajo remotamente cercano a lo que me gusta y así comienza esta historia.

En enero, volvía Santiago, pensando en ir a los Premios Escuchar, ya que fui parte de estos, pero por un enredo de fechas y porque igual me estoy cuidado, al final no fui. Sin embargo, estuve ahí de forma remota, así que puro amor para esta premiación. Tenía planeado volver a fines de marzo a Calama con el pase de vacaciones, ya que no pensaba pasar la pandemia sola de nuevo, pero algo retraso mis planes.

Como el trabajo que tengo es entre part-time y freelance, constantemente empiezo a buscar pegas relacionadas con lo que estudié y me gusta: ciencias sociales, cultura, arte y sobre todo con la música. Así, encontré un aviso relacionado con música. El aviso no tenía mucha información, yo no pensé que me llamarían y postulé. Mi gran sorpresa fue que una semana después me llamaron, la verdad es que cuando hablé ni sabía de qué trabajo me hablaban, porque postulaba a tantos empleos diarios que tuve que improvisar un poco para sonar más interesada. Esto fue un viernes, realizando la entrevista psicológica rápidamente el mismo día y el lunes me confirmaron que entraba el martes, así que me tuve que quedar en Santiago.

El primer día, estaba muy entusiasmada, realmente pensé que podía proyectarme en ese trabajo, pues profesionalmente prometía mucho. Sin embargo, el segundo día todo cambio, comencé a darme cuenta que todo funcionaba de forma desordenada, la persona que me enseño el trabajo lo hizo de forma remota y la verdad es que me costó mucho captar la pega. En un principio pensé que era mi culpa que no estaba preparada, pero con el tiempo me di cuenta que era el lugar, ya que primero, no tenía pensando funcionar de forma remota, algo que la pandemia les obligó a hacer, lo cual también aumentó exponencialmente sus clientes, ya que comenzaron a tener personas de todo Chile, no solo Santiago y no estaban preparados para ello.

El cargo que tenía, era el pilar de la funcionalidad del lugar, lo cual dificultaba mucho todas mis tareas, pues yo era nueva y además había muchas tareas que no me correspondía hacer, pero de todas formas las debía hacer. Como todo era desordenado y a última hora, me mandé varias cagadas, pues cada vez me aparecían nuevas cosas que hacer, de las cuales no tenía idea. Lo peor de todo, era que mi superior aparte del trabajo que tenía, me trataba como su asistente personal, lo cual solo me traía más y más responsabilidades, algo que comenzó a manifestarse en mi salud, pues casi no comía ni dormía, sin olvidar que los fines de semana seguía con mi otro trabajo. Además de todo eso, ni siquiera tenía autonomía en mi trabajo, porque mi superior tenía que revisar todo lo que hacía, así que me atrasaba en todo y cuando hacía cosas sin consultar, me llegaba el reto…

Desde el segundo día, pensé en pararme e irme del lugar, pero en un principio lo relacioné con que era nueva y una vez que entendiera todo, esto pasaría, pero no fue así. Llegaba a puro llorar de la frustración, a veces pensaba adelantar pega el fin de semana para no tener que hacer tanto en la semana, pero quedaba tan colapsada, que intentaba desconectarme completamente, ya que si seguía metida en el asunto, tampoco lograba comer o dormir en el fin de semana.

Así, en la primera semana decidí no renovar contrato al terminar los 3 meses, pero ya la segunda semana decidí renunciar teniendo la suerte que en mi otro trabajo me habían ofrecido aumentar mi carga laboral (aunque aun siendo freelance). Le avise a mi jefe y quedamos de acuerdo que trabajaría hasta que encontrara a alguien, por lo que estuve ahí cerca de mes y medio, odiando cada momento de este y pensando en que si valía la pena estar en un trabajo solo porque estaba ligeramente relacionado con la música.

Las últimas semanas, me dediqué a preparar a mi reemplazo y ella, que ya había trabajado en algo muy parecido, me confirmo todo lo que venía pensando ¡Que todo funcionaba como las pelotas en el lugar! Comparándolo con su trabajo anterior, dijo que esto no tenía el sistema adecuado, dejando que todo recayera en la coordinación, dándole más trabajo del que teníamos que hacer. Después no enteramos que la persona que estaba antes que mí en el puesto, venía reclamando hace un tiempo que el trabajo que hacíamos no era para una persona, sino al menos para 2 y tenía razón, ya que, por ejemplo el mismo trabajo en mi empleo actual lo realizan 3 personas. Tuve la suerte que pude renunciar gracias a mi otro trabajo, pero la persona que me reemplazo estaba cesante, por lo que me dijo que solo le quedaba la opción de quedarse ahí, por muy mierda que fuera todo, ahí me di cuenta lo afortunada que fui al tener otra opción laboral.

Aunque no todo fue horrible, pude ahorrar y como en las primeras 3 semanas de trabajo estuve en la oficina, conocí a varios compañeros de trabajo que eran lo mejor, simpáticos y siempre intentaban que fuera parte del grupo. Realmente los descansos eran los mejores momentos del día y terminé haciendo varios amigos en poco tiempo. Las últimas semanas no lo vi, ya que mi comuna entro a cuarentena y trabajé de mi casa, pero tengo a varios en redes sociales.

Después de eso, estuve trabajando en mi otro trabajo sin descanso. Aumentaron mis horas laborales considerablemente, creo que hubiera sido insostenible tener ambas pegas al mismo tiempo, por lo que haber renunciado al final fue lo mejor, y aunque estuve trabajando sin descanso, al menos me habían capacitado correctamente para poder hacer bien mi trabajo. Así, estuve más de 3 meses trabajando de lunes a domingo sin descanso, razón por la que ni pensé en escribir, cuando al fin tuve tiempo, la verdad es que no quería estar en el computador, por lo escribir no era una prioridad, a pesar de que tenía varias ideas y que espero poder concretar pronto.

No sé que piensan, ahora con 33 años me doy cuenta que no todo lo que no todo lo suena es oro y por más que me encantaría encontrar un pega relacionada con la música, no sacrificaría mi salud metal y física por ello. Igual se nota mucho el estado anímico cuando haces una pega que te gusta y otra que no, por ejemplo una vez trabajé analizando datos de los trabajadores de la música en una región y me gustaba tanto lo que hacía que se me pasaba la hora de almuerzo. Trabajaba y trabajaba hasta que me daba cuenta que eran las 5 de la tarde y aún no me cocinaba, pero ahí no tuve problemas para dormir o cosas así, porque era algo que realmente me gustaba hacer.

Muchas personas no pueden renunciar a trabajos horribles, que ni siquiera están relacionados con lo que les gusta o con lo que estudiaron, pero no les queda opción. En ese aspecto, me sentí muy afortunada de tener otro camino laboral que seguir, aunque no estuviera relacionado con la música, aunque sí con la antropología. Por eso pensé: ¿Seguiría en un trabajo que odio solo porque está un poco relacionado con lo que me gusta o estudié?

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